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Es el tratamiento que se obtiene al golpear la superficie del granito con un martillo o bujarda. La cara de golpeo de la bujarda está formada por una serie de relieves piramidales contiguos. La superficie que se obtiene presenta pequeños cráteres de 1-3 mm de profundidad y anchura, uniformemente repartidos, que blanquean el tono general de la piedra. Es uno de los acabados más tradicionales, aunque en la actualidad se está sustituyendo por el flameado, que produce una superficie similar pero sin apenas deterioro.
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